Despues que el dr. descubrió que mi bebé estab vivo en mi vientre se vino la lucha más fuerte, en una segunda ecografía se descubrió un desprendimiento ovular, el que era muy considerable, en ese instante me ganó la pena y creí que nuevamente se repetiría la misma historia.
No quise ilusionarme, solo compartí la noticia con mi marido, el que me alentaba y daba esperanzas.
Me indicaron reposo absoluto, el que duró dos meses, meses que se me hicieron eternos, entre dolores y la incertidumbre de un futuro incierto.
Mientras pasaba los días en cama trataba de no pensar en el bebé, ni nombres, absolutamente nada, traté de bloquear mi mente y actué como si de una enfermedad se tratara, la cual debia cuidarme para mejorar.
LLegó el día decisivo, con poca fe llegue a la consulta, y reaccione recién cuando el medico me dice que ya no hay desprendimiento y que el bebé está muy bien, no tengo ni que decir que si hubiese podido saltar de felicidad lo hubiese hecho..
DIOS ME HA BENDECIDO
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